Seguro que en numerosas ocasiones habrás visto cómo en el futbol base los padres y familiares de los pequeños pierden los nervios, e incluso llegan a crear situaciones de gran tensión para los niños. Cuando hablamos del fútbol base nos referimos a la práctica del deporte que se realiza en competiciones organizadas para niños en edades tempranas, entre los siete u ocho años.
Es triste ver situaciones en las que la tranquilidad brilla por su ausencia, un aspecto que se considera clave por los psicólogos en el desarrollo deportivo, profesional y humano de los más pequeños. Los peques son niños y, en las edades más tempranas, son una auténtica esponja: cuando perciben tranquilidad, tranquilos estarán.
¿Cómo se debe aleccionar en el fútbol base?
Normalmente, de manera incorrecta, los entrenadores y preparadores tratan de entrenar y aleccionar a los pequeños como si estuvieran tratando con personas mayores. Las charlas y análisis tácticos carecen de sentido en estas edades.
En realidad, los entrenadores deben emplear palabras fácilmente comprensibles y alejarse de tecnicismos y palabras extremadamente específicas, las cuales no entienden ni los adultos. Además, hablar de esta forma puede suponer, incluso, una alteración de estas importantes situaciones de tranquilidad.
Si hablas a tu jugador con palabras de alto nivel, posiblemente el pequeño no comprenda nada y, por ende, no plasme en el campo aquello que le estás pidiendo. Esto provocará tu alteración como entrenador, tu enfado y que acabes perdiendo los nervios con el pequeño.
La calma, un factor fundamental
El sosiego y la relajación son atributos que deben primar en estas categorías y edades tan tempranas. Debe primar la calma antes, durante y, por supuesto, con carácter posterior al partido.
Los futbolistas en potencia son ahora mismo solo eso, se encuentran en una edad de aprendizaje en la que repiten todo lo que ven. En estas edades iniciales no se debe fomentar no el jugar peor o mejor, sino respetar al rival, la educación y fomentar valores como el compañerismo, la responsabilidad y la solidaridad. Es fundamental hacer valer las figuras del rival y del árbitro, tratando de que los menores entiendan la importancia de respetarlos en todo momento.
Además, esta calma no solo debe mantenerse durante los partidos. Por supuesto, también durante la fase de preparación o de entrenamiento. Las prácticas y entrenos no solo deben ir encaminados al aspecto físico, táctico y puramente deportivo. También se debe fomentar la formación humana y social del menor, organizando periódicamente festejos que refuercen sus comportamientos adecuados.
Si los niños ven que, cuando se portan bien, tú los primas con algún tipo de regalo en forma de golosina o dulce, verán reforzado su comportamiento y persistirán en la conducta positiva.
Debemos tener en cuenta que el fútbol base es una etapa de formación en la que los niños se están iniciando como personas y futbolistas. No sabemos si tienes junto a ti a una estrella del futuro. Seguro que quieres que, si algún día triunfa, hable muy bien del que fue su entrenador.